lunes, 12 de mayo de 2014

Paseo por las Langhe - I



Antes que nada, es preciso aclarar dos puntos referentes al nombre Langhe, con el que se denomina en lengua italiana a la región geográfica que vamos a visitar. En primer lugar, el nombre que se usa en piamontés para designar este territorio es Langa (en singular), mientras que su equivalente italiano, que acabamos de mencionar, es la forma correspondiente al plural. Ello se debe a la existencia de las varias subregiones a las que nos referiremos más adelante. Tal determinación numérica resulta pues pertinente en lengua italiana pero no en piamontés. En segundo lugar, debemos señalar que no existe una relación simétrica entre el nombre de la región geográfica denominada Langhe y los nombres de las provincias piamontesas, Cuneo y Asti, en las que dicha región se extiende. Para comprender mejor esta asimetría entre el lugar geográfico y las divisiones administrativas de su territorio, quizá resulte oportuno compararla, en la realidad más cercana a nosotros, con lo que sucede con el nombre de la Pampa: la extensa llanura argentina así denominada se extiende por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis y La Pampa (en cuyo nombre se repite el de la región geográfica). Por último, cabe precisar que los adjetivos "alta" y "bassa" de las denominaciones Alta Langa y Bassa Langa, de las que nos ocuparemos más adelante, no denotan, como podríamos pensar, ubicaciones referidas a los puntos cardinales Norte y Sur, sino que se refieren a la elevación (grande y escasa) de sus respectivos territorios. 

Las Langhe son una una región histórico-geográfica del Piamonte, situada en las provincias de Cuneo y Asti. Limita con otras dos regiones históricas: el Roero y el Monferrato. El sistema de colinas que constituye su territorio se encuentra delimitado por un lado, por el río Tanaro (al norte), y por el otro, por los ríos Bormida di Millesimo y Bormida di Spigno (al sur). Se subdivide en: Bassa Langa (entre los ríos Tanaro y Belbo), Alta Langa (entre el Belbo y los Apeninos) y Langa Astigiana (sur de la Provincia de Asti, entre Canelli y el Bormida di Spigno). 

A cada una de estas zonas le dedicaremos un paseo turístico diferente. Hoy, comenzamos por la Bassa Langa, famosa por sus castillos, sus viñedos y vinos, como asimismo por sus trufas y hongos.

Nuestro punto de partida es Alba, capital histórica de las Langhe y segundo conglomerado urbano de la Provincia de Cuneo por número de habitantes. La ciudad se levanta en la orilla izquierda del río Tanaro, en una vasta cuenca llana, rodeada por las colinas de las Langhe y del Roero. Sus orígenes milenarios se remontan a un asentamiento ligur-céltico. En época romana, la antigua Alba Pompeia fue un municipio de la IX Regio y conjuntamente con Pollenzo y Bene Vagienna, constituyó un triángulo estratégico para el comercio. En el período que siguió a la dominación romana, se reconstruyeron sus antiguas murallas medievales, las cuales fueron reestructuradas más tarde, en la época comunal. En la alta Edad media, la ciudad de Alba fue saqueada por los burgundios, los longobardos, los francos y los sarracenos. En 1259, se alió con Carlos I de Anjou, lo cual le acarreó reiteras contiendas con la ciudad de Asti. Posteriormente, se convirtió en comuna libre y como tal, adirió a la Liga Lombarda. En el siglo XVI, su situación se volvió sumamente delicada a raíz de la guerra entre los franceses y los españoles. Tras el tratado de paz de Cateau-Cambrésis, Alba fue cedida a la familia Gonzaga de Mantua. En 1626, fue sitiada y expugnada por el duque Carlos Manuel I de Saboya. El siglo XVIII representó para la ciudad una época de florecimiento de las artes y las letras. De entonces datan la Accademia filarmonico-letteraria, el nuevo hospital San Lázaro y las iglesias Santi Cosma e Damiano y Santa Maria Maddalena. A partir de 1789, Alba, una de las primeras ciudades piamontesas en propugnar la doctrina jacobina, se proclamó república y acogió con beneplácito la llegada de Napoleón. Sin embargo, la ocupación francesa y las reacciones suscitadas en la población causaron graves daños a la ciudad y a sus obras de arte. Los comienzos del siglo XIX se caracterizaron por la reurbanización de la ciudad, cuya realización fue comenzada por Carlos Félix de Saboya. De este período datan: el monastero della Maddalena, el Teatro Sociale, el teatro Miroglio, etc. En el siglo XX, Alba jugó un papel de relieve en la lucha partigiana contra el fascismo. Actualmente, la ciudad es la capital de la trufa. En ella se celebran cada año la Feria Nazionale del tartufo (esp.: feria nacional de la trufa) y el famoso Palio degli Asini, carrera de nueve competidores que representan diferentes personajes históricos, montados en asnos, que se disputan el palio (paño pintado).

Nos encontramos en la plaza Risorgimento, también llamada Piazza del Duomo, donde antiguamente se emplazaba el foro romano. A nuestro alrededor, podemos admirar algunas de las tantas torres de la ciudad, el Palazzo Comunale y la catedral San Lorenzo

Palazzo Comunale
Torres medievales
Cattedrale di San Lorenzo - Duomo di Alba
Interior de la catedral
Piazza del Duomo
Nos alejamos de la plaza por la calle Coppa y al llegar a la calle Calissano, nos encontramos con la iglesia de San Domenico, actualemente desafectada y convertida en sala de muestras y encuentros culturales. Allí podemos admirar los hermosos affreschi di Santa Caterina, como asimismo las famosas columnas pintadas en forma cuadricular..

Chiesa di Santo Domenico

Ahora, nos dirigimos hacia la plaza Pertinace, donde se levantan ante nosotros el Palazzo Marro, antiguo edificio medieval, y la iglesia San Giovanni Battista, caracterizada por el estilo barroco de la fachada y las hermosas pinturas de su interior.

Palazzo Marro
Chiesa di San Giovanni Battista
Adorazione del Bambino (del Macrino  d'Alba)
Torres medievales - Alba
Volvemos sobre nuestros pasos para ir en busca de las iglesias Santa Maria Maddalena y San Cosma e San Damiano, situadas ambas en la intersección de las calles Vittorio Emanuele y Paruzza.

Chiesa di Santa Maria Maddalena
Chiesa dei Santi Cosma e Damiano
Palio degli Asini - Alba
Salimos de Alba y tomamos por la carretera que se dirige hacia el suroeste, hasta llegar a Roddi. Sus orígenes se remontan a la antigua Raud céltica, lugar donde los romanos levantaron posteriormente el Castrum Rhaudium, desde cuyas alturas se dominan las colinas de las Langhe y del Roero. En la Edad media, fue feudo de los marqueses de Saluzzo. En 1524, pasó a ser propiedad de Gaio Francesco della Mirandola, nieto de Pico della Mirandola.  El castillo de Roddi, construido sobre la fortificación romana, data del siglo XI. Al lado, podemos admirar la iglesia dell'Assunta, de fachada barroca.  

Castillo de Roddi
Chiesa dell'Assunta
Ahora, nos alejamos de Roddi y nos dirigimos, por una carretera que sube por las laderas de las colinas, hacia La Morra. Sus orígenes se remontan a los albores del siglo XII, cuando Alba comienza a roturar las tierras aledañas a la ciudad. Así surge, en la cima de la colina la Murra, la aldea homónima, actual La Morra. En 1340, la ciudad pasa a manos de la familia Falletti. En 1402, se otorga sus propios estatutos comunales, en los que se cita por primera vez la cepa Nebbiolo, origen del famoso vino Barolo. En 1435, integra los dominios del ducado de Milán. En 1631, tras las disputas entre Francia e Italia, es definitivamente incorporada al ducado de Saboya. Frente a la plaza principal, podemos ver la iglesia Parrocchiale di San Martino y la de la Confraternita di San Rocco.

La Morra vista desde el sur
Chiesa San Rocco
Torre campanaria della Confraternita di San Rocco 
A tres kilómetros de la Morra, en medio de los viñedos, se levanta la Abbazia dell'Annunziata. La fachada de la iglesia de este complejo arquitectónico data del siglo XV, pero su ábside y su campanario son del siglo XIV.


Dejamos atrás La Morra y nos dirigimos hacia el sur, al pequeño pueblo de Barolo. Si bien la región ya estaba habitada en épocas prehistóricas por tribus celto-ligures, el primer asentamiento humano del que se tiene conocimiento certero, de origen bárbaro, se remonta a la alta Edad media. En el período longobardo, Berengario I levantó el castillo originario de Barolo para defenderse de los ataques de los sarracenos. Posteriormente, Barolo pasó al condado de Alba. En 1250, los Falletti, rica familia de banqueros, adquirió a Alba todas las posesiones de Barolo. En 1486, pasó a formar parte del Stato Monferrino y en 1631, en virtud del tratado de Cherasco, se integró a los dominios del ducado de Saboya. En 1730, Barolo se convirtió en marquesado, a cuya cabeza se sucedieron tan sólo tres mandatarios: Gerolamo IV, Ottavio Alessandro Falletti y Carlo Tancredi Falletti. A la muerte de este último, el gobierno estuvo en manos de su viuda, la marquesa Juliette Cobert, quien se distinguió por sus obras caritativas. En 1864, se creó, por decisión testamentaria de la mencionada marquesa, la Opera Pia Barolo, a la cual legó la totalidad del patromonio familiar.      

Castello di Barolo

Castello di Barolo
Piazza del Municipio
Piazza Falletti
Al sureste de La Morra, nuestra próxima etapa es Monforte d'Alba. Alrededor de 1028, el castillo, cuyo feudatario, al igual que los habitantes del pueblo, había abrazado la doctrina cátara, fue sitiado y expugnado por las tropas conjuntas de Aribero da Intimiano, arzobispo de Milán, y de Alrico, obispo de Asti. Los vecinos de Monforte d'Alba, deportados a Milán, tuvieron que optar entre la abjuración y la hoguera. La mayoría de ellos, fieles a su confesión, se decidió por la condena a muerte. En el siglo XIII, Monforte d'Alba se convirtió en feudo de los marqueses Del Carretto, a los que le sucedieron los marqueses Scarampo di Cairo. En 1703, fue conquistado por las tropas de la casa de Saboya, pasando así definitivamente a los dominios del Reino de Piamone y Cerdeña. El actual Palazzo Scarampi fue edificado después de 1706 por los Del Carretto, en el emplazamiento del antiguo castillo, y fue reestrucurado en 1833. Merecen nuestra atención la iglesia Parrocchiale di Madonna della Neve y los oratorios Sant'Agostino e San Bonifacio y Santa Elisabetta.  


Parrocchiale Madonna della Neve
Torre campanaria
Oratorio di Sant'Agostino
Oratorio di Santa Elisabetta
Palazzo Scarampi
Desde Monforte d'Alba, seguimos nuestro camino hacia el suroeste, hasta llegar a Dogliani. Al igual que en todos los pueblos vecinos, el asentamiento prerromano que dio lugar a esta pequeña ciudad era de origen celto-ligur. Entre los siglos 200 y 100 a.C., fue ocupado por los romanos. Datan de la Edad media el castillo construido en la cima de la colina y el burgo amurallado que se extiende más abajo, a orillas del torrente Rea. De los dominios de los francos Aleramici a los que pertenecía en la alta Edad media, Dogliani pasó a depender sucesivamente de los marquesados de Busca y Saluzzo, para integrarse finalmente, en el siglo XVII, al ducado de Saboya. En el siglo XIX, su edilicia adquirió una fisonomía sumamente particular gracias a las obras del arquitecto ecléctico Giovanni Battista Schellino, las cuales acrecentaron su importancia cultural y política. Entre ellas destacan la Chiesa dei Santi Quirico e Paolo, el Palazzo Municipale, la Confraternita del Battuti, el Ospedale Civico, la Chiesa de San Lorenzo, el portal del cementerio, como asimismo, en las afueras de la ciudad, el castillo Perno di Caldera. Cabe señalar, por último, que Dogliani es la ciudad natal de Luigi Einaudi, primer presidente, en 1847, de la República italiana

Vista desde la colina
Chiesa San Quirico e San Paolo
Palazzo Municipale
Chiesa di San Lorenzo
Calle céntrica y soportales
Portal del cementerio
Ospedale Civivo - Dogliani
Puente sobre el Rea
Reloj solar - Castello Perno di Caldera
Ahora, volvemos hacia el norte para visitar Serralunga d'Alba. El castillo de Serralunga, que domina el pequeño pueblo homónimo, fue construido a mediados del siglo XIV por voluntad de los condes Falletti. Este "donjon" (esp.: torreón), único en su tipo en Italia, se caracteriza por haber sido habitado solamente por soldados. Desde 2007, forma parte de los "Castelli aperti" del Basso Piemonte. En el burgo destaca la iglesia Parrocchiale di San Sebastiano.

Serralunga d'Alba
Castello Falletti di Barolo
Castillo iluminado
Chiesa Parrocchiale di San Sebastiano
Bodega  con capilla - Serralunga d'Alba
Al noroeste de Serralunga d'Alba, la próxima etapa de nuestro recorrido es Castiglione Falletto. Este pequeño municipio nació en época romana. En la Edad media, fue posesión de los marqueses de Saluzzo, quienes levantan en la colina una imponente fortaleza. Perteneció a varias familias feudatarias de los Aleramici y, después de la caída de Gabriel de Saluzzo, pasó a integrar los dominios de Francia. En 1691, en virtud del tratado de Lyon, se integró a los dominios del ducado de Saboya. Su nombre, proveniente del apellido de los condes Falletti, fue añadido al nombre originario en 1589, cuando dicha familia asumió la señoría de Castiglione. Destacan entre sus exponentes arquitectónicos el castillo de Castiglione y la iglesia de San Lorenzo

Castello di Castiglione
Chiesa di San Lorenzo
Interior de la iglesia de San Lorenzo
Ahora, dejando a nuestras espaldas Castiglione Falletto, nos dirigimos a Grinzane Cavour, un pequeño municipio a cuyo nombre primitivo, Grinzane, se ha añadido "Cavour" en honor a Camillo Benzo (conde de Cavour), quien fue alcalde de Grinzane durante diecisiete años (1832-1849). Domina el pueblo el imponente castillo de Grinzane, edificio medieval, que fue sede de la finca de la familia Cavour y lo es actualmente de la enoteca regional y Museo etnografico sulla cilviltà contadina (esp.: museo etnográfico de la civilización campesina). En dicho castillo se realiza todos los años el concurso literario Grinzane. 

Grinzane
Parrocchiale Maria Vergine del Carmine
Campanile della Parrocchiale di Grinzane
Castello di Grinzane Cavour
Viñedos - Grinzan Cavour
Seguimos nuestro recorrido en dirección noreste hasta llegar a Barbaresco. Este pequeño municipio está ubicado en la zona conocida desde antiguo como barbarica sylva, donde donde los celtas se retiraban para adorar al dios Tanaro. Se supone que aquí nació el emperador Publio Elvio Pertinace, aunque muchos son los pueblos que reivindican tal nacimiento. Actualmente, la fama y orgullo de la comunidad se basan en su vino y en el arte de sus sabios viñateros. Visitamos la ex iglesia de San Donato, construida en el siglo XIX y convertida actualmente en Enoteca Regionale del Barbaresco. Desde allí, nos dirigimos a la Torre y al castillo de Barbaresco.

Torre di Barbaresco
Castillo de Barbaresco
Calle y casa con reloj solar - Barbaresco
Ex iglesia de San Donato
Enoteca del Barbaresco - San Donato
Al este de Barbaresco nos espera Neive. Esta pequeña ciudad conserva aún hoy su antiguo trazado medieval, conformado por callejas empedradas que suben hacia la Torre dell'Orologio (esp.: torre del reloj). En el antiguo burgo, no podemos dejar de visitar: la Casaforte dei Conti Cotti di Ceres (siglo XIII), el Palazzo della Contessa Maria (siglo XVI), el Palazzo dei Conti di Castelborgo (siglo XVIII), la Parrocchiale dei Santi Pietro e Paolo y iglesia de la Arciconfraternita di San Michele

Vista aérea de Neive
Torre dell'Orologio
Castello di Neive
Porta San Rocco - Neive
Palazzo del Municipio - Neive
Palazzo dei Conti di Castelborgo - Neive
Iglesia parroquial  Santi Pietro e Paolo - Neive
Interior de la Arciconfraternita di San Michele
Priorato di Santa Maria del Piano - Neive
Ahora, nos dirigimos hacia el sureste, a Mango. Según el historiador local padre Battista Pio, la fundación de Mango se remonta al siglo XIII, cuando, tras la destrucción de tres castillos de la zona, los habitantes de los respectivos burgos se habrían reunido en la cima de una colina, donde habrían construido un nuevo asentamiento. Originariamente, fue feudo de los marqueses de Saluzzo, quienes lo cedieron luego a los marqueses de Monferrato. Éstos, en 1344, asignaron el feudo a los marqueses de Busca, a quienes se debe la construcción del castillo de Mango. Posteriormente, perteneció al ducado de Mantua hasta 1714, año en que pasó a los Saboya. La economía de este municipio gravita en torno a la viticultura. En el castillo funciona actualmente la Enoteca Regionale Colline del Moscato. En frente del castillo se encuentra la Chiesa Parrocchiale dei Santi Giacomo e Cristoforo.

Castillo de los marqueses de Busca - Mango
Frescos - castillo de Mango
Parrocchiale Santi Giacomo e Cristoforo
Nuestra última etapa es Santo Stefano Belbo, pequeña ciudad a orillas del torrente Belbo (afluente del Tanaro), reputada por sus vinos. Santo Stefano Belbo es la ciudad natal del escritor Cesare Pavese (1908-1950). 

Santo Stefano Belbo vista desde la torre
Parrocchiale del Sacro Cuore
Centro Studi Cesare Pavese
Viñedos - Santo Stefano Belbo